Tragedia de un lado y festejo del otro. No existe una mejor explicación para el derbi. Las gradas del Metropolitano han celebrado una victoria excepcional ante un rival difícil, histórico pero corto de ideas. Los hinchas merengues, por su parte, se han quedado con un amargo sabor de boca: su equipo no propuso, no respondió y fue superado, tanto en juego como en estadística.
El partido expuso desde un inicio dos caras: el Atleti, atento, potente y eficaz. El Real: dormido, soso y hundido. En el minuto 3, los colchoneros se adelantaron con un gol de Álvaro Morata. El internacional español (que venía de marcar un hat-trick con ‘La Roja’), le ganó la espalda a David Alaba y, con un cabezazo, venció a Kepa.
El Madrid, en lugar de reaccionar, parecía sorprendido: no habían conexiones o esas paredes que tanto gustan; Modric, frustrado, remataba por encima del larguero. Kroos y Rodrygo no alcanzaban a girar: tenían siempre a dos colchoneros detrás. Bellingham, la salvación de los últimos encuentros, se veía bloqueado por la férrea marca de Koke, Marcos Llorente y en especial de Saúl, quien firmó su mejor partido en lo que va de la temporada.
En el minuto 17, el Real volvió a repetir la película: nuevo centro del Atleti; Griezmann se adelanta en el área chica. Alaba, distraído durante todo el encuentro, pierde la espalda; el francés recibe, cabecea y vence a Kepa . Fran García no cierra. Modric se frustra y Ancelotti, como señal de molestia, levanta su ceja, frunce su gesto y manotea constantemente a los suyos.
Cuando la cosa peor pintaba para el Madrid, Kroos, un miembro de la guarda pretoriana del vestuario, sacó a relucir su experiencia con un remate desde fuera del área que dejó sin respuesta a Oblak. El 2-1 ocasionó una ligera reacción merengue: el colegiado anuló un gol en el minuto 44 por fuera de lugar de Rüdiger y la intensidad fue en aumento. A pesar de los intentos, los dos equipos se retiraron al descanso con un 2-1 corto para el Atleti y bendito para el Real.
En la segunda parte, el partido cambió de forma inmediata. Primero, Ancelotti envió a Modric al banquillo; Joselu entró en su lugar. Después, Morata, volvió a ganarle la espalda a Alaba y, con un cabezazo, noqueó al Real y puso el 3-1 definitivo en el minuto 46.
Simeone puede sentirse orgulloso de sus pupilos: los tres goles son una película repetida. Un desmarque. Un defensa disperso. Un lateral que no cierra y un delantero que está en su lugar y define.
Vino un triple cambio; apareció en un par de ocasiones Rodrygo. El Atleti se resguardó en su propia área y esperó los contragolpes. Nada modificó el marcador, ni la sensación inaudita que reflejan los aficionados merengues desde el amanecer de la temporada: hace falta un nueve y no se puede depender sólo de Bellingham.
El partido ha terminado con una realidad extraña: un Real Madrid desnudo, desprotegido y bailado. El Atleti por su parte, parecía crecido, enorme y disfrutón: gozaba mientras que las gradas del Metropolitano cantaban el ole a los merengues en el tiempo añadido.
El Real Madrid consumó su primera derrota de la temporada. Con la victoria rojiblanca, el Atlético se queda en la quinta posición de LaLiga con 10 puntos. El Barça es el líder de la tabla con 16, mismas unidades del Girona. Los merengues descienden a la segunda posición con 15.