Justicia poética. Argentina se proclamó este domingo campeona del mundo 36 años después de su última conquista y Messi logró el título que definitivamente le lleva al Olimpo del fútbol mundial. Y todo ello, en una final soñada. Si hubiera que haber escrito un guion perfecto a favor de la albiceleste y del mejor jugador del planeta en los últimos 30 o 40 años, habría sido muy parecido a éste. Porque Argentina se encaminaba hacia el título con toda placidez y Francia igualó y rozó la remontada, de forma injusta y en el último suspiro. Argentina parecía muy tocada, pero se repuso y se adelantó en una prórroga en la que la selección francesa volvió a empatar. Con tantas emociones, la guinda era que se decidiera todo en la tanda de penaltis a su favor y así fue. Hubiera sido un golpe durísimo para Argentina haber perdido de esa forma. Y así, en ese final de película que se recordará por los siglos de los siglos, de novela de misterio o de poesía desgarradora con final soñado, a la altura de Borges o Cortázar, Argentina tocó el cielo. Desde el que aplaude Maradona. Un cielo celeste y blanco.
Messi y Mbappé llegaban al partido por el título como los dos grandes protagonistas. El mejor del mundo en los últimos años y el que se vislumbra como su sucesor, o uno de ellos, en el presente, comandaban a Argentina y a Francia en el encuentro que decidía el Mundial de Qatar. Lo hacían además empatados a cinco goles al frente de la tabla realizadora. Ambos serían protagonistas, pero hubo más nombres propios.
El primero de ellos fue el de Scaloni, que apostó por un valiente planteamiento de inicio con una línea de cuatro atrás y con Di María en el once inicial. El que fue exjugador del mítico SuperDepor y que también pasó por el Racing y el Mallorca, acertó de lleno. Porque el extremo de la Juve fue la clave principal para que Argentina se comiera literalmente a Francia en los primeros minutos. Aunque contó con la inestimable colaboración de Messi.
Di María y Messi, Messi y Di María. Ambos veteranos, ambos rosarinos, con 34 años el juventino y 35 años el del PSG. Di María porque creó peligro constante por sus subidas por banda, forzó el penalti del primer gol de su selección y marcó el segundo. Messi, porque se aprovechó que Deschamps le permitiera recibir libre de marca y distribuir a su antojo. Apenas recibió faltas, casi no contaba con defensas alrededor y tenía tiempo de hacer pausas, levantar la cabeza y mover el balón donde quería. Y además, terminaría con un doblete y MVP del campeonato.
Argentina, con ambición; Francia desaparecida
Pero Argentina fue mucho más porque brilló en conjunto. Se comió a Francia porque saltó al césped con más hambre. Corría más, presionaba mejor, entraba con más fuerza a los balones divididos y buscaba con más ahínco el gol. Parecía que tenía más ganas que Francia de marcar. Y fue con un penalti dudoso, por un derribo de Dembélé a Di María en una acción en la que se debatirá si el extremo argentino fue el que buscó el contacto dejando su pie derecho atrás, con el que la albiceleste cobró ventaja. Messi no perdonó y Argentina se adelantó y continuó dominando.
En un contragolpe de libro, con cuatro pases al primer toque culminados por Di María en una jugada que también pasó por las botas de Messi, Di María castigaba la racanería de Francia. Argentina acariciaba la Copa con sus dedos. Y Deschamps, desesperado, hacía cambios a cinco minutos del descanso. No se notaron antes del intermedio, pero sí en los últimos minutos de la segunda parte, cuando el técnico galo introdujo todavía más músculo en el campo.
Porque tras la reanudación, no cambiaron mucho las cosas. Argentina seguía mandando y Francia continuaba sin chutar a puerta. Mbappé, ni aparecía. De hecho, la victoria de la albiceleste parecía tan fácil que resultaba hasta insulsa. Nadie diría que al final llegaría con emoción y épica. Porque hasta el minuto 80, la selección francesa no había hecho prácticamente nada.
Les Bleus resucitan in extremis
Pero una carrera por la izquierda de Kolo Muani, una de las incorporaciones de Francia, terminó en penalti que transformó Mbappé. La campeona se resistía a entregar su cetro. Y ese gol de Mbappé, con el que de paso igualada en la tabla de goleadores con Messi, la hizo resurgir.
Francia, que lo veía todo perdido, fue a la desesperada en busca del empate ante una Argentina que decidió refugiarse atrás. Y cuando sólo había pasado un minuto, Mbappé, con un gran remate con su pie derecho sin dejar botar un centro lejano, certificaba la igualada. Lo injusto del fútbol o lo maravilloso, según exclamaron en ese momento junto al Obelisco o en los aledaños de la Torre Eiffel. Porque Argentina había sido mucho mejor y en un abrir y cerrar de ojos Francia empataba y se henchía de moral. De hecho, hasta el pitido final, con la superioridad física de su once, con tres de sus cuatro atacantes (Kolo Muani, Coman y Thuram) como refuerzos, asustaba a una agotada selección albiceleste.
Pero la fe de Argentina, en un calco de lo que sucedió contra Países Bajos, quien también empató in extremis con dos goles postreros, hizo que los de Scaloni resurgieran una vez más. El seleccionador de la albiceleste reforzó el equipo y lo mejoró físicamente. Y el cuadro sudamericano volvió a adueñarse del choque en los últimos compases de la primera parte de la prórroga y en inicio de la segunda. Messi, aprovechando un rechace, ponía el 3-2 que parecía definitivo. Pero otro penalti, esta vez por mano de Montiuel, permitía a Mbappé volver a igualar y convertirse en máximo goleador del campeonato.
Llegaba la tanda de penaltis. Y en ellos, apareció de nuevo 'Dibu' Martínez. El guardameta del Aston Villa, héroe de su selección contra los neerlandeses y que le ganó la partida a Kolo Muani este domingo cuando expiraba la prórroga, despejó el segundo lanzamiento francés, ejecutado por Coman. Tchouaméni chutaría fuera el tercero y Argentina marcaría sus cuatro. Cuatro goles que le dan su tercera estrella. Estrella Messi y la de Messi. Los que le ponían algún 'pero' recordaban que no era campeón del mundo de selecciones. Ya lo es. Ya está en el Olimpo. Si es que no lo estaba ya.
ARGENTINA, 3 - 3 FRANCIA (2-0, al descanso; 2-2, tras el tiempo reglamentario; 3-3, tras la prórroga; 4-2, en los penaltis).
ARGENTINA: Martínez; Molina (Montiel, min.91), Romero, Otamendi, Tagliafico (Dybala, min.120+1); Di María (Acuña, min.64), De Paul (Paredes, min.102), Enzo Fernández, Mac Allister (Pezzella, min.116); Messi y Julián Álvarez (Lautaro Martínez, min.102).
FRANCIA: Lloris; Koundé (Disasi, min.121+1), Varane (Konaté, min.113), Upamecano, Theo Hernández (Camavinga, min.71); Griezmann (Coman, min.71), Tchouaméni, Rabiot (Fofana, min.96); Dembélé (Kolo Muani, min.41), Giroud (Thuram, min.41) y Mbappé.
GOLES: 1-0, min.23: Messi, de penalti. 2-0, min.36: Di María. 2-1, min.80: Mbappé, de penalti. 2-2, min.81: Mbappé. 3-2, min.109: Messi. 3-3, min.118: Mbappé.
PENALTIS: 0-1, anota Mbappé. 1-1, anota Messi. 1-1, falla Coman (para 'Dibu' Martínez). 2-1, anota Dybala. 2-1, falla Tchouaméni (fuera). 3-1, anota Paredes. 3-2, anota Kolo Muani. 4-2, anota Montiel.
ÁRBITRO: Szymon Marciniak (POL). Amonestó a Enzo Fernández (min.45+7), a Marcos Acuña (min.90+8), a Leandro Paredes (min.) y a Gonzalo Montiel (min.116) por parte de Argentina y a Adrien Rabiot (min.55), a Marcus Thuram (min.87) y a Olivier Giroud (min.90+5) por parte de Francia.
ESTADIO: Lusail. 88.966 espectadores.