Para Elisa, una de las obras maestras del compositor alemán Ludwig van Beethoven (1770-1827) no estaba dedicada a ninguna mujer con ese nombre. La popular e inconclusa bagatela fue compuesta en 1810, pero no fue hasta 40 años después de su muerte cuando el estudioso musical Ludwig Nohl la descubrió y la publicó, sin saber que la inspiración para escribir la partitura nació de una mujer llamada Teresa, amiga del compositor nacido en Bonn. Todo fue fruto (o no) de una confusión.
Las teorías sobre la popular pieza han sido hasta ahora muchas, y siempre se había rumoreado que no estaba dedicada a ninguna Elisa, pero ahora un destacado experto en Beethoven, el periodista y escritor británico Norman Lebrech, ha llegado a la conclusión de que nunca existió Elisa, o al menos ninguna que Beethoven conociera, tal y como recoge The Guardian.
En su libro ¿Por qué Beethoven?, Lebrech afirma que Para Elisa es fruto de una mala lectura, sin descartar que se le cambiase el nombre de forma deliberada.
Al parecer, Babette Bredl, la profesora jubilada de Munich que poseía el manuscrito original, estaba pensando en su nieta y su cuñada, las dos de nombre Elisa, a las que echaba de menos por estar en Londres, cuando leyó la confusa dedicatoria de Beethoven en ese documento, poco legible, a Ludwig Nohl. En realidad ponía 'Para Teresa'.
Así, se cree que Teresa podría ser Therese Malfatti von Rohrenbach zu Dezza, una joven alumna de Beethoven a la que el compositor alemán se declaró en 1810 y que no le correspondió.
La teoría del escultor alemán Max Ünger ya señalaba que la dedicatoria de la pieza en la que parecía estar escrito 'Elise' (Elisa) debió leerse como 'Therese' (Teresa).
Ahora Lebrecht desarrolla esa idea, subrayando que Beethoven escribió la pieza como una demostración de afecto a Therese, quien, halagada por la atención del compositor, la interpretó en varias ocasiones con maestría. Cuando esta murió en 1851, Therese la legó junto con toda su música a un pianista con el que había tocado: Rudolf Schachner.
Y "Schachner era el hijo ilegítimo de Babette Bredl", que fue quien prestó la pieza Para Elisa a Ludwig Nohl, que la publicó en 1867.
Poco después de la muerte de Therese Malfatti, Schachner, que no encontraba trabajo, decidió mudarse a Londres con su familia y dejó los manuscritos heredados de su amiga, incluida la partitura de Beethoven, en la casa de su madre.
La esposa de Schachner se llamaba Elizabeth, pero se la conocía como Elisa, y su hija también se llamaba Elisa. "Ella (Babette Bredl) leyó el título del manuscrito como 'Para Elisa', ya sea como un desliz porque estaba pensando en su nieta o deliberadamente, para asegurarse de que su pequeña, que estaba en Londres, disfrutase de ese éxito para la posteridad".
"Creo que Beethoven se habría reído a carcajadas de los académicos que dedicaron toda su carrera a descubrir quién era una Elisa que nunca existió", asegura Lebrecht a The Guardian.
La partitura original de 'Para Elisa' se perdió en algún momento y pocos fueron los que la lograron ver, por lo que a día de hoy es imposible analizar el texto y dar una respuesta que corrobore esta versión.