MasterChef Celebrity, el gran nicho pop de la derecha

La séptima edición del talent culinario se estrenó dando voz a Juan García-Gallardo, el único vicepresidente autonómico que tiene el partido de extrema derecha, y con un casting que rezuma hiperpijerío

Los concursantes de Masterchef Celebrity

RTVELos concursantes de Masterchef Celebrity

Visto uno vistos todos. MasterChef, la joya de la corona de Televisión Española regresa los lunes a la pantalla, esta vez en versión Celebrity y con el alma de Verónica Forqué pululando por el plató. Resulta incomprensible el éxito del talent de cocina, pero ahí está, acaba de cumplir una década de anónimos y siete ediciones con famosos, por no hablar de la infantil y la de los abuelos. Lamentablemente, la fiesta de los fogones ya no sorprende, ni siquiera la de los famosos. Si en su versión anónima los aspirantes se presentan casi como pseudoprofesionales, saben qué es una cocción a baja temperatura, para qué sirve el roner o el nitral, entre otras cosas; en la Celebrity se acercan a la inutilidad manifiesta. Cuanto más torpes mejor.

Para colmo, programa de Shine Ibérica continúa alimentando esa fama de nicho pop de la derecha que lleva por bandera. Se estrenó el Celebrity invitando a Juan García-Gallardo, vicepresidente de la Junta de Castilla y León. Los responsables de la productora se bajan los pantalones ante el único vicepresidente autonómico que tiene el partido de extrema derecha (Vox), el mismo que en su día amenazó con retirar del programa la publicidad institucional y que en la noche del lunes 12 de septiembre surgió como el gran invitado de la velada. Recordemos que desde 2018, La Junta de Castilla y León paga 14.900 euros por programa para promocionar los alimentos Tierra de Sabor.

Polémicas aparte, MasterChef Celebrity continúa siendo el flotador de La 1, pero indudablemente va de bajada. Sentó frente al televisor a 1.495.000

espectadores, lo que supuso una cuota de pantalla de 15,4%, casi 5 puntos y 500.000 seguidores menos de los que congregó hace un año el debut de la sexta temporada. Se convierte así en la gala menos vista de la historia de los famosos.

Roles repetidos en el casting

Arrancó el talent con un sketch infumable, medio en broma medio en serio, una parodia de un campamento de entrenamiento para famosos dirigido por los dos ganadores de la última edición Celebrity, Juanma Castaño y Miki Nadal, acompañados por la Rottenmeier de la costura, Raquel Sánchez Silva. Superado el acuartelamiento, Norma Duval, Patricia Conde, Pepe Barroso, Isabelle Junot, María Zurita, Fernando Andina, Manu Baqueiro, Nico Abad, Daniela Santiago, Xavier Deltell, María Escoté, Emmanuel Esparza, Lorena Castell, Eduardo Rosa y Ruth Lorenzo entraban en el plató de MasterChef para comenzar su aventura entre fogones.

Allí les esperaba los jueces, Samanta Vallejo Nájera, Jordi Cruz y Pepe Rodríguez, metidos en formol, como si el tiempo no hubiera pasado por sus vidas. MasterChef Celebrity surge tan milimétricamente igual que aburre, tan sumamente largo que se convierte en el mejor somnífero con el que comenzar la semana. Para colmo, justifica su éxito en el comportamiento del casting que psicológicamente repite roles edición tras edición.

A saber. Si Tamara Falcó se pasó todo el concurso jugando con un supuesto idilio con Jordi Cruz, en esta temporada ese papelón lo asume Ruth Lorenzo. "Yo tengo dos hombres en mi vida, además de mi amor, que me parecen guapísimos: Henry Cavill y tú", le decía la cantante al chef catalán. Cruz le quitaba importancia señalando todo aquello formaba parte de un supuesto "peloteo" para ganar el concurso. "El vídeo de presentación de la Escuela de MasterChef, donde sales tú explicando los cuchillos, lo he visto mil veces", remataba la intérprete de Dancing in the rain. Patético es poco.

El momento payaso, en el mejor sentido de la palabra (qué haríamos sin ellos) recae en el personaje de Xavier Deltell y en el de la magnífica Patricia Conde que sabe mejor que nadie que la televisión es espectáculo y ella lo regala a espuertas. “¿Cómo se llama tu plato? Qué maja eres. Ah, qué maja eres. Gracias”, un diálogo propio de cualquier película de los hermanos Marx. La vallisoletana fue lo mejor de la velada. Oro puro.

Cualquier edición que se precie de MasteChef Celebrity cuenta con la cuota pija, repija o masterpija. En esta edición ese cupo se presenta con overbooking, Pepe Barroso e Isabelle Junot son su máximo estandarte. Sí, Barroso, un efebo de rostro angelical cuyo nombre sonará más a aquellos que peinen canas. Es hijo del fundador de Don Algodón. A sus tiernos 25 años se define como modelo, actor y empresario. Imaginamos que, gracias a papá, porque con tan solo ocho años se topó con el fotógrafo Bruce Weber y desde entonces posa como modelo para firmas como Hackett, Giorgio Armani o Carolina Herrera. Evidentemente, Jr ha estudiado ADE y Relaciones Internacionales, la carrera de moda, pero él lo hizo en EE.UU alejado del famoseo y de los paparazzi.

El sumun del pijerío, el supuesto alter ego de Tamara Falcó, recae en la hija de Philippe Junot (primer marido de Carolina de Mónaco) y de Nina Wendelboe-Larsen. Fundadora de Isa Healhy Life, se supone que esta aristócrata franco danesa es coach de comida intuitiva, “Básicamente ayudo a mis clientas a dejar de hacer dietas restrictivas y a no obsesionarse mucho con la comida ni con su cuerpo”. Para ubicarla casi es necesario tirar del Gotha, la biblia de la nobleza. Isabelle está casada con Álvaro Falcó, primo de Tamara y IV Marqués de Cubas, hijo de Marta Chávarri (la protagonista de las antaño escandalosas fotos de Interviú sin ropa interior) sobrina de Raphael y Natalia Figueroa, nieta del marqués de Santo Floro y bisnieta del conde de Romanones. La hija de Junot fue la reina de la red del trino. Nunca en versión positiva, su jerga multilingual puede que funcione entre la jet, pero en el universo cibernético lo único que sembró fue rechazo.

La guinda de la nobleza MasterChef Celebrity 7 se completa con la presencia de María Zurita, la gran esperanza de sus compañeros. Parece que su amor por el arte culinario viene de la infancia y por lo visto da clases con Isa Maestre, Premio Nacional de Gastronomía y cocinera de la alta sociedad. Ahí es nada. La prima del Rey se ha puesto ella solita el listón muy pero que muy alto.

Por supuesto, esta edición cuenta con un heredero de Juanma Castaño como Nico Abad, el periodista deportivo, tras ser despedido de Mediaset, reaparece en el talent de RTVE y desveló la estrategia que le recomendó uno de los dos ganadores de la pasada edición. “Para colarme en la final tengo que tirar de la táctica Castaño que consiste en ser siempre el penúltimo. No estás arriba, no estás expuesto, ni como favorito ni nada, estás tapado, pero te vas salvando de las expulsiones", explicó Abad.

La cuota de madurez en esta edición llega de la mano de Norma Duval. Aspirante al premio a la más pasota, dejó atónitos los jueces porque le sobró tiempo en la primera prueba del concurso en la que presentó una crema de calabacín “fallida, mala y mediocre”. La vedette protagonizó la primera bronca de la edición cuando los jueces alabaron el trabajo como capitana de Lorena Castell. ““Tú no hiciste nada. Nada de nada. Hay que ser claros. De capitana no hiciste nada”, le espetó a la colaboradora de Zapeando. Indignada, Castell contestó: “¿Soy yo o mi equipo se me está volviendo en contra?”. Norma lejos de bajar el tono, persistió en su cabreo: “Hay que decir las cosas como son”. Entonces fue cuando Lorena Castell explotó sin filtro: “¿Me dejas hablar? Has dicho cosas atacándome que no tienen sentido”. Finalmente, el tono de la discusión se rebajó y Lorena terminó confesando que no iba a discutir por unos pimientos. “Yo tengo por norma sonreír”, confesó.

Primera prueba infumable versus exteriores de lujo

Con estos mimbres y los del sector interpretación, con una fauna tan polarizada, MasterChef Celebrity arrancó el pasado lunes su séptima edición cuyo primer reto consistió en cocinar un plato con los productos de la caja misteriosa. También contaron con una serie de alimentos básicos, como la mantequilla, la harina, los huevos y las hierbas aromáticas. Los aspirantes tuvieron la oportunidad de intercambiar alimentos con sus compañeros, pagándolos con tiempo del cocinado a 5, 10, 15 o 20 minutos.

El resultado fue cochambroso. Barroso Jr pretendió que los jueces dippearan con un rabo de toro, tieso como la mojama. María Escoté, jueza de Maestros de la costura, les presentó unas manitas de cerdo chiclosas. El actor Emmanuel Esparza, que venía de MasterChef Colombia, estropeó unos simples torreznos. Patricia Conde no fue capaz ni de asar una pierna de cordero y Nico Abad secó una magnífica lubina.

Solo se salvaron de la quema la hiperpija y poliglotona Isabelle Junot, gracias a su arroz con leche “comestible”; Deltell con un rico magret de pato; Daniela Santiago por un “amasijo de postre que no estaba mal”; Manu Baqueiro y su odiada “ensalada con buena mano” y Lorena que presento una “cigala desordenada pero rica”.

Para la prueba de exteriores, el equipo se desplazó al Real Sitio de la Granja de San Ildefonso (Segovia). “El palacio donde nació mi abuelo Don Juan, padre del Rey Juan Carlos y también abuelo del Rey Felipe”. María Zurita jugaba en casa. Divididos, como siempre en dos equipos, los novatos tuvieron que replicar los platos diseñados por los chefs Iván Morales y Álvaro Castellanos (1 sol Repsol).

A estas alturas, probablemente la mitad del público se había quedado dormido en el sofá de su casa y no se enteraron de que la primera prueba de expulsión la peleó el equipo rojo. Como siempre desde su estreno, las casi cuatro horas de MasterChef se hacen interminables. Para los que no llegarán al final, el primer expulsado de la edición fue el repetidor Emmanuel Esparza.