La 37ª edición de los Premios Goya se convirtió en un sentido homenaje a Carlos Saura, el último gigante del cine español. La gala estuvo marcada por la reciente pérdida del cineasta oscense, Goya de Honor póstumo, de principio a fin, con As bestas de Rodrigo Sorogoyen, como la gran triunfadora de la noche.
Sorogoyen arrasó con nueve 'cabezones', entre ellos mejor película, dirección, actor (Denis Ménochet), actor de reparto (Luis Zahera) o guion original. Y lo hizo en una de las ediciones más reñidas que se recuerdan por la calidad de todas las candidatas, erigiéndose así en el estandarte del llamado 'nuevo cine español'. Así como en un digno heredero de la obra del maestro Saura, tan alabado y reivindicado por el propio Sorogoyen, como por Carla Simón y la generación actual de cineastas españoles.
As bestas, la oscura historia rural creada por Sorogoyen a partir de un hecho real ocurrido en Galicia, era la gran favorita de la noche gracias a sus 17 nominaciones. No defraudó y le ganó la partida a Alcarràs, de Carla Simón, que se fue de vacío de la gala celebrada en Sevilla, y a Modelo 77. No obstante, la película de Alberto Rodríguez se llevó un buen botín en cuanto a premios, al llevarse cinco de ellos (en su mayoría, en categorías técnicas).
Cinco lobitos, la crónica sobre la maternidad sin artificios de la debutante Alauda Ruiz de Azúa, que partía con 11 nominaciones, no resultó muy mal parada al lograr tres de los Goya más importantes: mejor actriz protagonista (Laia Costa), mejor actriz de reparto (Susi Sánchez) y mejor dirección novel.
El año de la celebración del 'nuevo cine español' y una de las mejores cosechas del cine patrio parecía estar destinado a ser el año de las mujeres, con nominaciones muy paritarias y el reconocimiento dentro y fuera de España. No fue finalmente así. Y la gloria fue para las películas de Rodrigo Sorogoyen y Alberto Rodríguez.
Isaki Lacuesta se alzó con el Goya a mejor guion adaptado por Un año, una noche, película basada en una novela sobre los atentados de la sala Bataclán, en París en 2015. Mientras que el Goya al mejor actor revelación fue para Telmo Irureta, que tiene una parálisis cerebral y abogó "por un cine más inclusivo", y Laura Galán, mejor actriz revelación por Cerdita, que se lo dedicó a quienes sufren acoso a causa de su físico.
Saura, omnipresente
La gala de Carlos Saura estuvo llena de emoción y las lágrimas fueron inevitables tras su muerte este viernes, a los 91 años. El inicio fue especialmente emotivo, con la presencia en el escenario de su pareja de los últimos 30 años, la actriz Eulalia Ramón, y sus hijos. La encargada de entregar el Goya de Honor para el incombustible cineasta aragonés fue Carmen Maura, protagonista de ¡Ay Carmela!, quien lamentó no haber llegado a decirle lo importante que había sido para ella: "No tenía ni idea de la marca que había dejado en mí para siempre".
Eulalia Ramón leyó un mensaje que dejó escrito el director, pero antes dedicó unas palabras de agradecimiento a los sanitarios que les han acompañado y fue la primera en hacer un llamamiento en defensa de la sanidad pública: "Se merece que la cuidemos tal y como su personal nos cuida a nosotros". En sus últimas palabras, Saura decía sentirse "feliz" de haber dado inspiración a la "brillante" generación actual de cineastas y afirmaba verse esta noche "como una estrella errante en la inmensidad del cosmos".
Juliette Binoche, la otra gran homenajeada de la gala, al recibir el Goya Internacional, se rindió a Saura tarareando Porque te vas de Jeanette, un guiño a la banda sonora de Cría cuervos, una película que vio de niña y le marcó profundamente.
El presidente de la Academia, Fernando Méndez-Leite, por su parte, sacó pecho por el gran momento del cine español que vive, afirmó que "un cambio de ciclo que ha supuesto el respeto del público" y anunció la creación de un nuevo premio Elías Querejeta, en homenaje al productor que abrió más puertas al cine independiente.
Sorpresas y reivindicaciones
La gala arrancó con sorpresas, como cuando en la alfombra roja Blanca Paloma, la representante de España en Eurovisión, cantó trocitos de Eaea para los medios de comunicación que se lo pidieron, con tanta naturalidad, que hubo quien le pidió que subiese a cantar si se alargaban los discursos.
Los Goya volvieron a ser un altavoz para reivindicaciones de todo tipo. Desde la defensa de la sanidad pública a la solidaridad con las mujeres en Irán o el fin de todas las guerras. Pero también en apoyo al sector del cortometraje. De hecho, muchas solapas de los presentes lucieron chapas con el mensaje "El corto es cine", una reivindicación que hasta Méndez Leite respaldó al término de su discurso.
Lola Flores tuvo también su homenaje en el centenario de su nacimiento, de la mano de la actuación de su hija Lolita y su archifamoso tema Pena, penita, pena: "En el cielo está Carlos Saura y mi madre ya le está bailando sevillanas", afirmó la mayor de las hijas de la Faraona.
Los presentadores, Antonio de la Torre y Clara Lago, se acordaron del terremoto en Turquía y Siria, y de la guerra en Ucrania. "Malditas todas las guerras y los canallas que las hacen", citó De la Torre al político Julio Anguita, que perdió a un hijo periodista en la guerra de Irak.