EXPOSICIONES

Los años más oscuros de España a través de la mirada sabia de Francesc Català-Roca

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando acoge una exposición del fotógrafo tarraconense, "el gran maestro de su generación"

Señoritas paseando por la Gran Vía de Madrid, 1953.

ACADEMIA DE BELLAS ARTESSeñoritas paseando por la Gran Vía de Madrid, 1953.

La sala de fotografía del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando acoge hasta el próximo 9 de julio, una selección de obras de Francesc Català-Roca, considerado por la institución como "el gran maestro de su generación".

La exposición 'Francesc Català-Roca. La mirada sabia' recoge parte de las colecciones de la Academia y, además, se exponen otras obras del fotógrafo procedentes de colecciones privadas. La muestra se enmarca en el contexto del primer centenario de su nacimiento.

El artista, según la institución, constituyó el puente decisivo entre la vanguardia de la anteguerra y la nueva vanguardia documental. "Dueño de un sólido dominio de su oficio, que aprendió desde niño en el laboratorio familiar, heredó del padre su talento y la audacia formal para componer sus imágenes. Sus numerosos libros, que comenzó a publicar en los años cincuenta, muestran a un profesional riguroso, que supo aunar un profundo conocimiento de la técnica y una inabarcable capacidad creativa, en una obra en la que parece primar el poderoso instinto visual, la vehemencia y la certera percepción de lo real sobre cualquier veleidad o voluntad de estilo", señala la Academia en una nota de prensa.

 Las obras forman parte de las colección de la Academia y colecciones privadas.

Las obras forman parte de las colección de la Academia y colecciones privadas. ACADEMIA DE BELLAS ARTES

Posteriormente, el fotógrafo dirigió su mirada hacia los detalles "decisivos" de las cosas, con el fin de comunicar su propia visión de la realidad. Además, destacan de su obra la "profunda" seguridad en la validez de sus propias percepciones.

"Esta fue probablemente la característica esencial de su fotografía, la que le permitió colocar la cámara en lugares nunca antes frecuentados y alcanzar la eficacia formal de sus prodigiosos picados y contrapicados, que aprendió a dominar desde niño. Una fotografía que marcó el definitivo final de la puerilidad tardopictorialista de aquellos años oscuros, que supo fijar como nadie en la edad eterna de sus fotografías, llenas de sabiduría y de humanidad", indica la Academia de Bellas Artes.

Limpiabotas en la Gran Vía de Barcelona, 1954.

Limpiabotas en la Gran Vía de Barcelona, 1954. ACADEMIA DE BELLAS ARTES