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Un injusto golpe de mala suerte expulsa a Isabelle Junot, la favorita de MasterChef 

María Escoté, a pesar del caos que montó en la prueba de exteriores, Patricia Conde, Manu Baqueiro y Lorena Castell son los cuatro finalistas de esta edición

Lorena Castell, felicitada por el jurado de 'Masterchef' en el último programa

RTVELorena Castell, felicitada por el jurado de 'Masterchef' en el último programa

La expulsión de la favorita fue el chasco de la semifinal de MasterChef. Que Isabelle Junot no llegara a la final deja cierto sabor agridulce en los seguidores del talent culinario, más que nada porque queda claro que además de saber manejarse entre fogones, lo de MasterChef es pura baraca. Hay entre los cinco finalistas quien se ha salvado por los pelos de la expulsión en más de una ocasión o quien la ha liado parda, como lo hizo anoche María Escoté, y su fallo plomea sobre los demás como un cartucho de caza. Así son las cosas. La suerte también cuenta y desde el otro lado de la pantalla se antoja injusto. Isabel debía estar entre los finalistas, por su buen hacer desde el principio, por su laboriosidad y por su esfuerzo.

La semifinal de MasterChef llegó de manera inesperada por culpa de la doble expulsión de la décima jornada. La pareja que menos se ha querido en esta séptima edición, Daniela Santiago y Nico Abad, se quedó a las puertas. Así Patricia Conde, Lorena Castell, Isabelle Junot, María Escoté y Manu Baqueiro, ya como semifinalistas, comenzaron su lucha por un puesto en la semifinal reinterpretando los platos de anteriores duelistas. Se las tuvieron que ver con los platos que dieron en triunfo a Miguel Ángel Muñoz, Saúl Cravioto, Raquel Meroño y Miki Nadal y el que presentó en el primer duelo de la historia del talent de celebrities Cayetana Guillén Cuervo.

Los comensales fueron los familiares de los cinco concursantes, todos ellos actuaron de jurado no vinculante. Fueron los jueces los que decidieron que la ganadora de la primera prueba fuera Lorena Castell y su adaptación del solomillo de ciervo en su hábitat de Cayetana Guillén Cuervo.

La prueba en exteriores se celebró en RavioXO de Dabiz Muñoz. Allí, los concursantes se dividieron de manera desigual: Patricia Conde, Manu Barreiro y María Escoté por el equipo rojo; Isabelle Junot y Lorena Castell por el azul. Trabajaban en equipo, conscientes de que iban a ser valorados por su trabajo individual.

Como siempre, los equipos tenían que replicar los platos del Mejor Chef del Mundo. En esta ocasión Muñoz les organizó un viaje gastronómico por la cocina de países como China, Italia, Turquía o Argentina y les propuso reproducir los platos de uno de sus menús para 24 comensales.

Mientras el dúo formado por Isabelle y Lorena iba al tran tran con sus elaboraciones, al equipo rojo se le atascó la prueba. Menudo caos y menudo mal perder el de María Escoté que quiso esparcir su metedura de pata con sus compañeros. Tenían que elaborar unas quesadillas al vapor y pop corn, unos baos de boloñesa coreana además de unas fresas con nata a la japonesa. En esta ocasión no había jefe de cocina. Los aspirantes se repartieron las labores y Escoté le endosó el plato dulce a Patricia Conde consciente de que era una elaboración “muy complicada”, como bien dijo el chef. “No voy a engañaros. En el fondo es como comer aire con hielo. Tiene que ser ligero, pero con mucho sabor”.

Pasado un tiempo, mientras Patricia trabajaba concentrada, a Escoté le fallaron las cifras, no supo hacer una regla de tres y explotó la bomba. "No sé qué estamos haciendo, Patricia, tía. Sinceramente, esto es una bola. Esto no funciona, chicos. ¿Le echamos más agua? ¡No rula!", gritaba Escoté mientras sus compañeros seguían concentrados en sus labores. "¡Equipo! Tenemos un problema con la pasta. Ninguno sabemos sacarla y no me voy a comer este marrón sola", vociferaba histérica. Era ella la que estaba haciendo la pasta. Por lo menos eso parecía desde el sofá.

"Patricia, si no hay pasta, no hay postre. Estamos en crisis. Ven un segundo”, le espetaba a su compañera que elaboraba el postre que ella misma le había encargado. “El tema de la pasta ha sido cosa de los tres. Ahí se ha notado que cada uno iba un poco por libre", seguía desgañitándose.

El caos fue tan evidente que Dabiz Muñoz y Jordi Cruz se acercaron a ver qué pasaba. La jueza de Maestros de la costura continuaba en sus trece, según ella la pasta era una masa demasiado densa, negaba la mayor y seguía echando la culpa a su equipo. "Creo que ninguno de los tres hemos entendido la pasta”, se justificaba con el tiempo pisándole los talones. Al final, los chefs tuvieron que ayudar al grupo porque los platos no iban a salir a tiempo y los comensales se incomodaban.

Al finalizar la prueba, los jueces confesaron que les había encantado ver trabajar a Lorena, destacaron la buena actitud y el gran trabajo de Patricia, criticaron el supuesto cansancio de Isabelle, de la actitud de Escoté poco más se puede añadir y consideraron que Manu también tuvo sus fallos. Así las cosas, Lorena y Patricia se convirtieron en las primeras finalistas de la noche.

Para la prueba de eliminación, Isabelle, Lorena y Manu tuvieron que reproducir un maravilloso postre creado por el maestro chocolatero David Pallás que parecía sacado del cuento de la Bella y la bestia.

En esta ocasión, Escoté fue la primera en terminar. Ciclotímica en los fogones como es, la diseñadora bordó la prueba. Isabelle se aturulló, se despistó en un momento y se le olvidó incluir una de las elaboraciones que sorprendentemente tenía hecha. Para el jurado su tarta estaba cruda, pero alabó “su gusto por el detalle, por encima de la media”. Manu terminó el postre al revés, de forma “chapucera, torpe, pero con un sabor muy rico y con mucho mérito”. Ese despiste le costó la final a la marquesa de Cubas. Injusto sin duda.

Llegados a este punto, el jurado debería valorar el trabajo de cada aspirante en las tres pruebas. El resultado quizá sería mucho más ajustado a la realidad y a las capacidades de los futuros chef. Isabelle se fue como llegó, sin perder la sonrisa, feliz, agradecida por lo vivido y por lo aprendido. “Todo ha sido como un sueño, no me creo haber llegado hasta aquí”, concluyó la expulsada.