Cuando las mujeres se acercan a las ciencias lo primero que se encuentran es el silencio, una falta de referentes y de nombres propios en femenino. A primera vista no hay voces, ni gestos, ni investigación, no hay nombres propios de mujeres. Quedan lejanos nombres propios como: Hipatia de Alejandría, Trótula de Salerno, Mme. De Chatelet, Sofía Kovalevsky… tapadas por el peso masculino de la historia. Si usted pregunta por algún nombre de mujeres científicas seguramente, le nombraran a Marie Curie, excepcional, y será la única. Pero haberlas las hay. Y eso es lo que este libro pretende: nombrar y dar cuenta de la vida y logros de algunas mujeres científicas españolas. Nombrar a las otras silenciadas. Señoras con bata y sin sombrero.
En la primera mitad del siglo XX, en España, hubo una generación de mujeres que llevaron a cabo aportaciones científicas destacadas en diferentes campos como la medicina, las ciencias naturales, la psicología, la física, la medicina, la química o las neurociencias. No fue hasta bien entrados los años 8o cuando se empezaron a vindicar las aportaciones de las mujeres. Afloraban escritoras, educadoras, políticas… pero no las científicas.
Escrito por Isabel Delgado, María José Barral y Carmen Magallón, reconocidas largamente por sus estupendas trayectorias, mujeres y científicas ellas también, del grupo Genciana de la Universidad de Zaragoza, es este un libro tozudo, no puede ser de otra manera, que se empeña en investigar las trayectorias profesionales de las otras científicas, qué habiendo tenido éxito en sus carreras, las biografías importan, no han sido reconocidas.
Como apunta Carmen Magallón: “lo singular y especial en este libro es que une la trayectoria vital con las aportaciones a la ciencia, de un modo riguroso y documentado. Por eso, inicialmente lo pensamos como una investigación que habría de discurrir encauzada entre la ciencia y la vida”.
Con esta investigación concienzuda las autoras nos acercan a las aportaciones y trayectorias vitales de 12 científicas, con reconocimiento nacional e internacional, que abrieron paso, aún sin saberlo, a las siguientes generaciones, logrando la apertura y el avance en la educación científica de las mujeres. Biografías contextualizadas en el marco de acontecimientos científicos, sociales y políticos que condicionaron las vidas de las mujeres de aquella época: sus posibilidades de acceso a la educación, las barreras que artificialmente se interpusieron entre ellas y las ciencias, así como el nacimiento de los movimientos feministas en España.
“Madres simbólicas pues abrieron espacios para las que llegamos más tarde a las carreras de ciencias”. El libro reconstruye un pasado no reduccionista que se empeña en presentar a las mujeres no sólo como víctimas, sino como protagonistas “con capacidad para realizar aportaciones, en este caso a la ciencia”. Modelos de mujeres que eligieron las ciencias y trabajaron codo con codo con hombres de su época. Un libro de raíces y perspectivas. Con un interesante estudio introductorio sobre las mujeres y las ciencias entre 1850-1950, que acercan a lectores y estudiosas a las “coordenadas en que se desenvolvían, los avances o prejuicios en los que se vieron envueltas y las circunstancias políticas en las que participaron y estado de la educación” Educación de las niñas, accesos a la universidad, instituciones, redes femeninas. Vida y momentos, en la medida de lo posible narradas por las protagonistas. Ellas tienen, ahora, la palabra.
Transmisión generacional, donde los y las jóvenes puedan acceder a una historia “que no les hurte las historias de las mujeres en la ciencia. Porque no sólo existió Madame Curie”. Mirar con otros ojos, sí. Mujeres que salieron al extranjero becadas por la Junta para Ampliación de estudios e Investigaciones científicas (JAE), o recalando algunas en las secciones del recién construido Instituto Nacional de Física y Química (NFQ) o Rockefeller llamado así por ser financiado por dicha Fundación, donde iban a seguir investigando. Por cierto, cuentan las autoras, que muchas han podido ser localizadas porque en las revistas y documentos se las nombraba anteponiendo Srtas. delante de su nombre, otras al casarse llevaban el apellido de su marido, lo que complicaba todo. Nuestros nombres, nuestros apellidos son importantes para poder nombrarnos y reconocernos.
Felisa Martín Bravo: la primera doctora en Física en España, Jenara Vicenta Arnal Yarza: una de las primeras doctoras en Química del país, Josefa Barba Gosé: Doctora en Farmacia y neurocientífica Concepción Aleixandre Ballester: médica, ginecóloga y feminista, Trinidad Arroyo Villaverde: médica y primera oftalmóloga de España, Elisa Soriano Fischer: médica, oftalmóloga, docente y sufragista, Felisa Fernández de la Vega y Lombán: doctora en medicina, Jimena Fernández de la Vega y Lombán: doctora en medicina, especialista en genética, Dolores Cebrían Fernández-Villegas: investigadora en fisiología vegetal y profesora, Margarita Comas Camps: doctora en ciencias naturales y profesora, Regina Lago García: Psicóloga y profesora, María Soriano Lorente psicóloga y pedagoga. Ellas son y no son todas.
Un libro que da luz y que debería ser texto imprescindible en colegios, institutos, universidades, instituciones…, donde falla y mucho la “transmisión de las aportaciones de las mujeres a la historia, a la ciencia…, al conocimiento, en general”. Aquí están sus voces de la mano de Isabel Delgado, María José Barral y Carmen Magallón. Gracias.
(*) Teresa Agustín es poeta