El mayor espectáculo del mundo
Aunque parezca algo trasnochado o demodé –aquí y ahora mola más lo ilegal alegal en casita– me sigue encantando, semana tras semana, pagar mi entrada, pasar a la sala y, con la agradable sensación de la anticipación esperanzada de ver algo bueno, aguardar a que se apaguen las luces y, a oscuras, mejor si nadie […]