Salud

Nutrición de precisión para combatir las enfermedades cardiovasculares

Un artículo publicado en la revista Lifestyle Genomics propone la implementación sistémica de este tipo de medicina en los sistemas de salud para prevenir el desarrollo de estas dolencias

En el desarrollo de esta disciplina, los avances en inteligencia artificial y bioingeniería van a permitir, sin duda, la gestión de ingentes cantidades de información biológica

Nutrición de precisión para combatir las enfermedades cardiovasculares

PIXABAYAlimentos saludables.

Las enfermedades relacionadas con el sistema circulatorio fueron la primera causa de muerte en nuestro país en el año 2021, con el 26,4% del total (y una tasa de 251,8 fallecidos por cada 100.000 habitantes), seguida de los tumores, con el 25% del total (y una tasa de 240,1), y de las enfermedades infecciosas, en las que se incluye la Covid-19, con el 10,2% (y una tasa de 97,2), según datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Entre los principales factores de riesgo cardiovascular (RCV), causantes de enfermedad y mortalidad, se encuentran la hipertensión arterial (HTA), la dislipemia, la diabetes (DM), el tabaquismo y la obesidad. 

En un intento por reducir la incidencia que tiene las enfermedades cardiovasculares (ECV) en la población y de esta manera disminuir el coste que supone para los sistemas sanitarios este tipo de dolencias, desde hace algunos años, la ciencia trabaja en incorporar tratamientos personalizados a través de medicina de precisión o nutrición de precisión. Nos centramos en esta última. La nutrición de precisión se basa en el principio de que una dieta no sirve para todos y en la necesidad de estratificar a las personas en subgrupos en función de su respuesta a los alimentos y nutrientes.

La revista Lifestyle Genomics ha publicado recientemente el artículo Nutrición de precisión para la prevención de enfermedades cardiovasculares, en el que sus autores, Louis-Charles Desjardins y Marie-Claude Vohl, han profundizado en sus conceptos claves, usos actuales y futuros y, sobre todo, en su aplicabilidad para la prevención de las enfermedades cardiovasculares. El documento propone la implementación sistémica de la nutrición de precisión para la prevención de ECV soportada en tres elementos: uno,  la creación de bases de datos validadas para establecer guías de práctica de clínica en nutrigenética; dos, el desarrollo de un programa de formación certificado en nutrición de precisión para nutricionistas y médicos, tanto a nivel universitario como para profesionales en práctica clínica; y tres, que la nutrición de precisión para la prevención de ECV sea parte del sistema de salud, de manera que sea accesible a todas las personas.

De unos años a esta parte, tanto la comunidad científica como la sociedad muestran interés por la aplicación que tiene la nutrición de precisión, aquella rama derivada de la medicina de precisión que busca adaptar los tratamientos, conductas o, como en este caso, la alimentación que se administra a los pacientes o personas sanas, en la obtención del mayor beneficio posible para su salud.  “Uno de sus pilares ha sido el mayor conocimiento del genoma humano, que ha permitido conocer la respuesta del organismo tanto a la dieta como a un fármaco específico”, explica Iván J. Núñez Gil, doctor en Medicina y cardiólogo en el madrileño Hospital Clínico San Carlos.

Sin embargo, pese a que la genómica ha experimentado un gran avance, no se emplea como herramienta predictiva de manera rutinaria, en general. “Es cierto que cada vez hay más profesionales dedicados a ofrecer consejo genético y empresas que realizan este tipo de estudios. No obstante, igual que en el campo de la patología médica, la mayor parte de su utilización se limita a unos genes circunscritos y a algunas enfermedades concretas, aportando información no aplicable, de momento, a la población general”, expresa el doctor Núñez Gil.

No todo son los genes per se. Es muy importante la epigenética (ciertas sustancias modifican la función de los genes), la metabolómica (expresión metabólica derivada de las dos anteriores), la microbiota intestinal (los gérmenes que habitan en el intestino de cada persona y que a modo de “huella dactilar” pueden impactar en la respuesta a muchos estímulos o sustancias que recibimos), y los hábitos de vida, entre otros muchos aspectos. “Para llegar a una nutrición de precisión de verdad deberíamos ser capaces de valorar todos los anteriores aspectos de forma específica, teniendo en cuenta que pueden ser cambiantes en el tiempo, y conocer los efectos exactos que cada sustancia (o nutriente) tiene en cada individuo. En la maduración de esta disciplina, los avances en inteligencia artificial y bioingeniería van a permitir, sin duda, gestionar las ingentes cantidades de información biológica en los próximos años”, apunta este doctor en Medicina.

En el caso concreto de las enfermedades cardiovasculares, el desarrollo de la genómica ha permitido el descubrimiento de variantes genéticas que influyen en la respuesta a fármacos y alimentos, favoreciendo el desarrollo de tratamientos más personalizados. En este ámbito, es indudable el valor de esta especialización en la enfermedad cardiovascular porque, según el doctor Armando Oterino Manzanas, miembro de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “nos ha permitido conocer determinados genes implicados en el metabolismo del colesterol y que su alteración conduce a un aumento de los niveles de este con el consiguiente riesgo cardiovascular. También que la nutrición y la dieta constituyen un factor de riesgo altamente prevalente y tremendamente modificable”.

La dieta tiene un papel esencial, no solo en la prevención de las enfermedades cardiovasculares sino también como complemento a los tratamientos farmacológicos de los enfermos que padecen estas patologías. El doctor Oterino Manzanas considera que, en el caso de la dieta mediterránea, “su incorporación constituye nuestro máximo aliado y debería ser uno de los pilares en las personas que han tenido un evento cardiovascular. No debería ser un complemento, sino la base junto con la farmacología para evitar que se produzcan nuevos eventos, ya que, en prevención secundaria (aquellos pacientes que ya han presentado un infarto, ictus u otra patología vascular) ha demostrado disminuir la mortalidad”.

Actualmente, explica el miembro de la Asociación de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la SEC, “se realizan estudios fármacogenéticos en pacientes con enfermedad cardiovascular para ver la respuesta individual a determinados fármacos que utilizamos como terapia para reducir el colesterol LDL, de tal manera que nos permitan encontrar la dosis y el tipo de tratamiento más adecuado, y también encontrar posibles determinantes genéticos que produzcan una resistencia al mismo y no permitan alcanzar los objetivos de colesterol tan determinados en estos pacientes”. En definitiva, utilizar terapias individualizadas con el fin de reducir el coste farmacéutico, optimizar la prescripción y mejorar la tolerancia de los mismos en los pacientes.