¿Qué pasará cuando se apague el Sol?
No te preocupes. No vas a vivir un momento tan dramático. Por suerte, el Sol todavía es una estrella joven, a la que quedan muchos millones de años de vida por delante. Según diversos estudios, nuestra estrella ha cumplido ya la friolera de 5.000 millones de años de vida, pero hasta que se apague parece que le quedan por vivir otros tantos. Así que ni nuestros hijos, ni los hijos de nuestros hijos podrán vivir el colapso total que llegará con la muerte del Sol.
Aun así, nadie sabe muy bien a ciencia cierta qué ocurrirá cuando llegue ese momento. Pero, tal y como informaban esta semana la revista Nature y la web BBC Mundo, la destrucción de un sistema solar captada por primera vez por el telescopio espacial Kepler, de la NASA, nos permite hacernos una ligera idea de cuál podría ser el destino de nuestro planeta en ese futuro remoto.
Los investigadores que están a cargo de esta misión han descubierto los restos de un mundo rocoso en vías de descomposición y que gira en torno a una enana blanca, que es el remanente esterlar que se genera cuando una estrella ha agotado su combustible nuclear. Es decir, una estrella moribunda.
Ha sido localizada en la constelación de Virgo, a 571 años luz de la Tierra y bautizada con el nombre WD1145+017. El estudio publicado en Nature desvela que la disminución regular de la intensidad de su brillo -en torno a un 40% cada 4,5 horas- se debe a que hay varios trozos de roca de un planeta en descomposición orbitando en espirar a su alrededor.
“Esto es algo que ningún ser humano ha visto antes”, afirmó Andrew Vanderburg, investigador del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian y autor principal del estudio. “Estamos viendo la destrucción de un sistema solar”.
El planeta en cuestión, explica el científico, es más pequeño que la Tierra: habría tenido un tamaño similar a Ceres (el objeto más grande del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter), aunque en el pasado podría haber sido aún mayor.
La muerte del Sol
Las imágenes captadas por el telescopio Kepler, corroboradas con mediciones y observaciones desde otros telescopios situados en la tierra, muestran un mínimo de seis fragmentos rocosos y polvo. Esto indica que el planeta está en plena descomposición, impulsado por la gravedad de la estrella que lo atrae hacia ella.
Esto es, muy probablemente, lo que le pasará a la Tierra cuando el Sol se apague. Los restos de nuestro planeta se irán evaporando, y al hacerlo irán dejando una cola de moléculas -el polvo interestelar- muy similar a los cometas. Los científicos creen que la muerte de la estrella observada por el Kepler pudo haber desestabilizado la órbita de un planeta masivo vecino de modo tal que los planetas rocosos más pequeños fueron empujados hacia la estrella.
“Creemos que hemos descubierto el proceso en su inicio”, dice Patrick Dufour, físico de la Universidad de Montreal, en Canadá, y coautor del estudio. “Por eso es muy raro y muy interesante”, añade.
Por ende, estos científicos corroboran que cuando le toque el turno a nuestro Sol, lo más probable es que repita este proceso. Al igual que WD1145+017, cuando se le acabe el hidrógeno comenzará a quemar elementos más pesados como helio, carbono y oxígeno, y se expandirá de forma masiva hasta deshacerse de sus capas externas y convertirse en una enana blanca de un tamaño similar al núcleo de nuestro planeta.
Al hacerlo, consumirá probablemente a la Tierra, a Venus y a Mercurio. Así que, si misteriosamente para entonces hay vida en nuestro planeta, poco podremos ver o hacer. Aun así, en el supuesto caso de que la Tierra sobreviva a esta primera convulsión, acabará destruida en pedazos a medida que la gravedad de la enana blanca la vaya atrayendo hacia ella.
“Puede que estemos viendo cómo nuestro propio Sistema Solar se desintegre en el futuro”, explica Vanderburg. Afortunadamente, como decíamos al principio, aún faltan millones de años para ello y habrá que conformarse con vivirlo a través del cine y de la ciencia ficción.
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