¿Pasarías 70 días tumbado en la cama por 18.000 dólares?
Un buen día te levantas y tienes sobre la mesa una oferta de 18.000 dólares de la NASA por pasar 70 días seguidos tumbado. ¿Tentador, verdad? Pues esto le paso a un joven de 28 años llamado Drew Iwanicki, quien en pro de la ciencia, y de su propio bolsillo claro está, participó en el estudio "CFT 70" (Countermeasure and Functional Testing in Head-Down Tilt Bed Rest Study) con el fin de saber más sobre el deterioro de los músculos y huesos humanos en el espacio.
Todo comenzó en 2013 cuando Iwanicki vio en Reddit el anuncio de la NASA y se apuntó por puro aburrimiento. Contra todo pronóstico, recibió una llamada de la NASA que le pidió su historial médico y el de su familia, además de viajar hasta Texas para pasar unas pruebas físicas.
Tras varios meses de espera, el joven Iwanicki perdió toda esperanza en ser el elegido y siguió con su vida como manager de artistas. Las cosas fueron a peor cuando en 2014 fue despedido de su trabajo. Sin embargo, un golpe de suerte llegó en forma de carta de la NASA: había sido seleccionado entre miles de candidatos para participar en el ensayo.
Iwanicki explicó a la revista online NextShark que los primeros días tumbado en la cama fueron los más difíciles al tener que lidiar mental y físicamente con un entorno nuevo. En ese periodo empezaron a aparecer los primeros dolores fuertes en la cabeza y la columna debido a la presión arterial. Los únicos momentos de respiro que le dieron durante los 70 días que duró el estudio eran los 30 minutos que podía mantenerse sobre sus codos para comer.
Mientras estaba postrado en la cama, Iwanicki pasaba el tiempo leyendo, estudiando o con un ordenador portátil navengando por internet y viendo películas.
Por si fuera poco, el joven tenía un horario de sueño estricto: "Las luces se apagan a las 10 pm, y se encendían a las 6 am. No se me permitía dormir la siesta durante el día, que es una de las bromas más crueles al estar atrapado en la cama todo el día, no poder dormir la siesta".
Asimismo, la dieta estaba controlada al milímetro: "Entré en el estudio con 90 kilos y me fui del estudio con 90 kilos tres meses más tarde. Una de las restricciones era que tenía que ingerir alimentos muy bajos en sal. En general, la comida era decente".
La NASA monitorizó a Iwanicki las 24 horas del día durante los 70 días que duró el estudio. El único momento de intimidad era cuando tenía que orinar o defecar y llamaba a la enfermera para que cerrase las cortinas mientras usaba un orinal.
Según el joven, uno de los momentos más duros fue cuando su novia le visitó y solo les permitieron cogerse de la mano: "Hubo algunas lágrimas y frustración durante su visita, pero creo que valió la pena de todos modos".
El 2 de diciembre de 2014 el ensayo llegó a su fin. Iwanicki se puso de pie por primera vez en 70 días y sintió las piernas muy pesadas. De pronto, el corazón le empezó a latir a 150 pulsaciones, la piel le picaba y comenzó a sudar. Sentía como si se fuera a desmayar. Ocho minutos más tarde, las pulsaciones se redujeron a 70 y el joven empezó a ver negro, por lo que fue tumbado otra vez en las misa cama que había sido su prisión voluntaria durante 70 días.
A pesar de la dureza del estudio, el joven no se arrepiente de su decisión: "Me sentí atraído por ese entorno de privación, en parte porque me ayudó a apreciar lo que tengo".
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