El film que hoy nos ocupa fue descubierto hace ya algunos años por el que suscribe. A día de hoy sigue siendo el mejor representante del iberical trash cinema (me lo acabo de inventar). Si os parece os cuento un poco de qué va la historia y porqué ha sido valorada como la peor película del cine español de todos los tiempos…
Torremolinos año 2000. Una de las ciudades más ociosas del mundo está a punto de sumergirse en una ola de terror. Mito del libertinaje sexual de los años sesenta, el olor a Nivea crea una atmósfera propia y única que se funde con el de paella y sardinas de los chiringuitos.
El malévolo Dr. Malvedades llega a la ciudad para resucitar a cuatro karatekas que murieron ahogados en la bahía de Málaga cuando ejercían como asesinos a sueldo durante la II Guerra Mundial. Con la ayuda de los zombies, secuestrará a cinco adolescentes recién desvirgadas, a quienes utilizará para resucitar al monstruo Jocántaro (nada más y nada menos que el autor de la destrucción de la Atlántida), engendro mitad centollo mitad pulpo que dormita en algún lugar de la costa, y así conseguir dominar el mundo…
Entre las jóvenes secuestradas se haya Danuta, la novia de un surfer católico y voluntariamente célibe porque en las bases de la hermandad debe mantener la virginidad hasta los 22 años, Jess, que hará lo imposible para rescatarla. Para ello reúne a sus amigos - un cura, una monja, un yuppie y un karateca- , e invocan juntos al espíritu del profesor Miyagi, quien les enseña el difícil arte del karate para hacer frente a los esbirros del Dr. Malvedades.
Mientras tanto, las autoridades, desconcertadas ante la ola de secuestros, encargan primero a Chuck Lee, karateca de fama internacional procedente de los Estados Unidos, y después al Dr. Orloff, un parapsicólogo en perpetuo trance cannábico, el rescate de las adolescentes y la lucha contra el Dr. Malvedades.
A lo largo de la película vamos a ser incapaces de identificarnos con ninguno de los personajes que aparecen en la misma:
Doctor Malvedades: lunático, demente, ambicioso y malo por excelencia quiere resucitar a Jocántaro por no se sabe muy bien por qué razones... es una mezcla entre “mad doctor” y mago negro. Horriblemente sensacional, tiene un plan totalmente surrealista para dominar el mundo, un cansino de risas y expresiones exageradas. Paul Lapidus ya aparecía en otro papel de “Killer barbies contra Drácula”.
Jess es el protagonista (Curro Cruz). No tiene sexo con su novia porque una norma de la congregación de los surferos católicos a la que pertenece no se lo permite. Cuando se decida a romper su juramento será demasiado tarde.
Danuta es interpretada por Sonia Okomo. Desprecia a su novio y termina buscándose la vida para acabar con esos picores en los pechos de los que tanto se queja. Por cierto, que para perder la virginidad en un almacén de una cafetería de mala muerte con el primer desconocido que encuentra no se yo si le hubiera merecido la pena esperar a Jess…
Miyagi ha salido de “Kárate Kid” aunque su referente auténtico es el maestro tortuga duende de bola de dragón. Les enseña artes marciales a los surferos católicos a cambio de droga. Interpretado por el maestro Jesús Franco, tambaleándose, sin saberse guión ni diálogos… Es el mejor de todos.
Jocántaro es un monstruo vestido con pijama, tentáculos y un solo ojo y cremallera claramente visible en la parte de atrás. Nadie puede tener miedo de Jocántaro, versión libre y española de Godzilla. Con 6.000 euros de presupuesto que tiene la cinta no esperaría ustedes que el amigo Pedro contratara a la Industrial Light and Magic… Claro homenaje al mito de Cthulhu.
Custó (no confundir con Costeau), Chuck Lee, el mítico doctor Orloff es todo un ídolo de la televisión local de Torremolinos (interpretado por el propio Temboury), el alcalde de Torremolinos (una especie de Jesús Gil que sólo piensa en jugar al golf) y el subcomandante Bermudas completan un reparto de alucinosis ácida.
La música de la película está bastante cuidada, mezclada en su mayoría por Jorge Explosión (pone también la voz al locutor de la radio local torremolinense) pero amenizada con el rock más potente de Torremolinos. Temazos de la talla de “Santo es el surf”, “Kárate a muerte en Torremolinos” y “Surferos católicos luchan contra el mal” resultan los momentos más míticos y divertidos del film.
El montaje es una chapuza hecha con cuatro duros y se nota. Los decorados, tan sencillos como aprovechar los espacios naturales de Torremolinos. El vestuario, aprovechar las cortinas viejas de casa y las camisas hawaianas de saldo. Los efectos especiales están bastante influidos por las producciones de la Troma y de la serie Power Rangers.
El mítico juego “Simon”, la guerra de silbidos, los miembros de la secta Surferos Católicos, “Santo es el surf”, Necronomipíiiiii es el pitido que resucita a los muertos, marihuana pedida por espíritus místicos, Jocántaro, que la latitud y la longitud se pueden medir a ojo en una lancha zodiac, picores estomacales y culebrillas, invocaciones espiritistas, peleas de kárate, el baile del achilipú, zombies recién resucitados que vuelven a sus casas, extraterrestres vestidos con bolsas de basura, y un largo etcétera conforman un homenaje referencial al inframundo particular de su director.
Dividido en capítulos, fue difundido primero por Internet de la mano de Ya.com y Vía Digital. Después se estrenó en carteleras (el día del estreno Jocántaro se dedicó a asustar al personal por los pasillos de la sala) y salió a la venta en un maravilloso DVD con escenas inéditas más paranoicas aún que la propia película (como el número musical de Malvedades).
En ningún momento del metraje la película se toma en serio a sí misma. El guión está a medio camino de la psicosis y la paranoia más alucinante que nadie pueda imaginar. En ningún momento sabemos cual va a ser el próximo golpe de guión. Pedro Temboury no busca planos imposibles, no busca el lucimiento como director, porque no sabe hacer cine. Con todo derecho es el Ed Wood español por antonomasia. Su especialidad es llevar al cine lo que nadie en su sano juicio llevaría. Los actores son malos, la historia es patética, los personajes vacíos, pero no es una película que pretenda ser algo excepcional, sino simplemente un rato agradable y de risas, porque ver a Jocántaro por las playas de Torremolinos atestadas de guiris matando a quien se encuentra es cuanto menos grotesco y desternillante.
Sólo cerebros privilegiados como el de Temboury son capaces de realizar algo absurdo, sin ningún tipo de sentido argumental, fílmico o filosófico, desoyendo todas las normas habidas y por haber...y salir victorioso. El director acierta con el tema de la obsesión adolescente de pérdida de la virginidad, y eso engancha a toda una legión de pajeros cortometrajistas que ven en él su sueño frustrado de producir un largo. Temboury consiguió perder la virginidad cinematográfica gracias a Kárate a muerte en Torremolinos. Clásico entre los clásicos del cine freak español debe ser vista a ser posible con amigos y con parte de las facultades mentales perdidas.