Para este viernes, la productora americana New Line Cinema nos trae hasta nuestras salas de cine el último trabajo de Todd Field: Juegos Secretos (Little Children, menuda traducción de título que se han marcado). Una historia que gira en torno a una serie de personajes: Sarah (Kate Winslet), una feminista bisexual, Mary Ann (Jennifer Connelly), un ama de casa con agenda controlada, y Roonie, un pedófilo recién salido de la cárcel.
Y es que Juegos Secretos ha conseguido mantener buena parte de la fuerza y el humor de la maravillosa novela de Tom Perrotta en la que se basa. Al final de la cinta (intentaré no desvelar su contenido) uno se queda con la sensación de no saber hasta qué punto no se trata de un drama o de una sátira de la sociedad americana. El tono oscuro y divertido de la novela ha sido trasladado a la película a modo de voz en off; encargada de narrar lo que está pasando ante nuestros ojos. Un experimento que en ocasiones funciona, pero que en algunos momentos confronta de forma desagradable con la puesta en escena.
Toda la cinta es un oscuro cuento sobre los defectos humanos y la complejidad de la personalidad. Y todo contado desde una dolorosa ambigüedad moral que da más profundidad y fuerza a la historia. En ocasiones oscura, Juegos Secretos ofrece un retrato de la clase media americana que vigila sus miedos, anhelando y preparándose para ser juzgada y juzgar de manera continúa. El reparto seleccionado funciona a la perfección y los diálogos resultan convincentes.
Es posible que estemos ante la consagración de Todd Field. El único punto oscuro que podemos achacarle consiste en algunos desencuentros entre la irónica narración y la solemnidad interpretativa. Juegos Secretos, una película fascinante y reveladora.
Juegos Secretos en el cine

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