Como todas las grandes obras del siglo XIX que se precien, Oliver Twist fue un folletín por entregas que se publicó en una popular revista de la época, Bentley's Miscellani, entre los años 1837 y 1839. Como Gustave Flaubert en Madame Bovary, Leon Tolstói en Ana Karenina o Alejandro Dumas con Los tres mosqueteros, Charles Dickens gozó de gran popularidad con sus historias por entregas que, además, daban cuenta de una rabiosa contemporaneidad que a bien seguro propiciaría el éxito del texto.
Oliver Twist se considera la primera novela con un protagonista niño, inmerso en un orden social cambiante y relativamente nuevo. Así, podríamos acertar a decir que también es una de las pocas novelas de la época que se atrevieron con la denuncia social directa. Una Inglaterra caracterizada por la Primera Revolución Industrial es el punto de partida que propone Dickens para un pequeño superviviente que deberá enfrentarse a los peligros que entraña el mundo moderno. Muerta su madre, Oliver ingresa en un orfanato del que es expulsado para ir a parar a Londres, donde se las tendrá que ver con el universo caótico de la industrialización, caracterizado por la miseria, el trabajo y el hambre. Allí pasará por todo tipo de peripecias hasta encontrar su lugar en la sociedad.
Ya desde el incio se aprecia una dicotomía marcada entre el campo y la ciudad. Así, mientras el campo es fuente de vida, de virtud y de felicidad, la ciudad, con sus fábricas y sus habitantes, se encuentra corrompida por la sed de dinero que trae consigo la miseria extrema. El pillaje, la prostitución, los trueques y el Hampa son retratados por Charles Dickens con extrema crudeza. Oliver Twist es una alma pura que se verá ultrajada y humillada por los distintos agentes de la vida industrial de Londres. Desde la mafia hasta la justicia. Una justicia que, en vez de reformar, se muestra excesivamente dura con los niños, como si quisisese ser coherente con el "todo vale" de las fábricas. Donde miles de infantes eran utilizados para trabajos extremos por unos meros chelines. Así, la miseria es el resultado de las masivas migraciones del campo hacia la ciudad y solamente alejado del demonio de la civilización puedrá el protagonista alcanzar la dicha.
Aparte de la connotación negativa que pueda tener la ciudad, hay que reseñar aquí el carácter benévolo de las figuras femeninas en la obra de Charles Dickens. Desde la mártir y ultrajada madre de Oliver Twist, hasta los instintos maternales de Nancy, la joven prostituta que es brutralmente apaleada hasta su muerte por haber ayudado al joven Oliver. Finalmente, será la bondad de Rose Maylie, la tia secreta, aquella que le libre de los peligros de los bajos fondos. Con el personaje de Nancy, el autor consiguió acercar la prostitución a una sociedad que prejuzgaba a las mujeres que la ejercían, mostrando las taras de un sistema que se pensaba infalibre: el victoriano.
Con una fuerte voluntad de retratar los pecados de la industrialización, pero articulando una historia de superación que tiene como protagonisa a un niño que lucha por su sitio en la sociedad, Charles Dickens nos habla desde los albores de la modernidad y nos previene de los riesgos que dicha promesa de progreso entraña dentro de sí. El capital no hace sino desheredar a sus hijos, nos dice Dickens, y las instituciones inglesas no sirven para protegerles. Sin duda, una de las novelas más importantes del siglo XIX y una de las críticas más feroces contra la probreza y la estratificación social victoriana.
Escena de Oliver Twist por tibchris en Flickr
Retrato de Dickens por Serendoxity en Flickr