Los reyes presiden hoy en Barcelona el funeral por Samaranch

El presidente de honor del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, falleció este miércoles en Barcelona a los 89 años poniendo punto y final a una vida estrechamente vinculada al mundo del deporte que comenzó con su periplo en el hockey sobre patines, continuó con su concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona y siguió con su salto al COI, primero como miembro y a partir de 1967 como presidente, cargo que ostentó hasta 2001. Su carrera en el estamento olímpico es paralelo a su paso por La Caixa, a cuya presidencia accedió en 1987, tres años antes de fusionarse con Caixa de Barcelona, en uno de los primeros procesos de concentración de entidades financieras del país. Su protagonismo para que la Ciudad Condal albergara los Juegos Olímpicos de 1992 y su implicación posterior en los proyectos olímpicos de Madrid le sirvieron para culminar una biografía vinculada al olimpismo.

Después, representantes institucionales y del mundo del deporte, así como un representante de la familia pronunciarán sendos parlamentos, para concluir el acto con un discurso de Montilla. A partir de las 12.00 horas y hasta las 17.00 horas, la capilla ardiente quedará abierta al público. A esa hora se desplazará su féretro en coche fúnebre por Via Laietana hasta la Catedral. En el momento de la salida sonará el himno olímpico interpretado por el carillón del Palau.

El presidente de honor del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch, falleció este miércoles en Barcelona a los 89 años poniendo punto y final a una vida estrechamente vinculada al mundo del deporte que comenzó con su periplo en el hockey sobre patines, continuó con su concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona y siguió con su salto al COI, primero como miembro y a partir de 1967 como presidente, cargo que ostentó hasta 2001. Su carrera en el estamento olímpico es paralelo a su paso por La Caixa, a cuya presidencia accedió en 1987, tres años antes de fusionarse con Caixa de Barcelona, en uno de los primeros procesos de concentración de entidades financieras del país. Su protagonismo para que la Ciudad Condal albergara los Juegos Olímpicos de 1992 y su implicación posterior en los proyectos olímpicos de Madrid le sirvieron para culminar una biografía vinculada al olimpismo.

Samaranch ingresó en el centro el pasado domingo por su propio pie aquejado de una insuficiencia coronaria aguda, y a la media hora sufrió un ‘shock’ tras el que entró en estado muy grave y no se recuperó.

Tras este colapso, no volvió a recuperar el conocimiento y hasta el momento de su muerte ha estado sedado. La muerte le sobrevino por un fallo multiorgánico y una parada cardiorrespiratoria.

Su salud había empeorado desde que en 2001 dejó la presidencia del COI, e ingresó inmediatamente en un centro clínico de Lausana por “fatiga extrema”. El pasado octubre sufrió un desvanecimiento en Mónaco.

La capilla ardiente, en la Generalitat

La capilla ardiente instalada está en el Palau de la Generalitat, como corresponde a las personalidades que han recibido la Medalla de Oro de la Generalitat, y estará abierta para los ciudadanos que quieran dar su último adiós al presidente de honor del COI. En un comunicado, la Generalitat explicó que los familiares del ex presidente del COI entrarán en el Palau por la puerta principal, donde les recibirá el presidente Montilla, que les acompañará a su llegada, seguidos del coche fúnebre con los despojos de Samaranch.

Condolencias del Rey

El rey Juan Carlos y SamaranchEl mundo del deporte y la política reaccionó con consternación tanto a nivel nacional como internacional. Los Reyes, los Príncipes de Asturias, la Infanta Elena y los Duques de Palma enviaron telegramas de pésame a la familia del fallecido presidente de honor del Comité Olímpico Internacional (COI), a cuyo funeral acudirán este jueves Don Juan Carlos, Doña Sofía y sus dos hijas.

El telegrama recordó la “entrañable amistad” entre la Familia Real y la familia Samaranch, al tiempo que destacó la vocación de servicio a Cataluña y a España del fallecido presidente de honor del COI y su compromiso con el deporte y el olimpismo.

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, por su parte, expresó en nombre del Ejecutivo sus condolencias y ha trasladado a su familia su “solidaridad y apoyo en estos momentos difíciles”.

El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, envió un telegrama en el que destacó cómo la figura de Samaranch supo proyectar “energía, entrega y talento” en la promoción de valores y en el fortalecimiento del espíritu deportivo de Barcelona, Cataluña y España.

Posteriormente, en declaraciones efectuadas en la sede de su partido, el líder de la oposición recordó a Samaranch como “un referente. Probablemente, Samaranch es la persona que más ha hecho por el deporte en España”, subrayó.

La mayoría de los partidos políticos catalanes lamentaron la muerte del presidente de honor del COI, aunque algunos, como ERC, han mostrado discrepancias por su “vinculación con el régimen franquista”, o han rechazado pronunciarse, como ICV.

El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, destacó que el día que la capital española asuma la organización de unos Juegos Olímpicos será debido al “ánimo” que Juan Antonio Samaranch ha brindado a la candidatura madrileña.

“Estoy absolutamente convencido de que el día que esta ciudad alcance ese sueño, el día que el COI anuncie que Madrid será la ciudad encargada de organizar los Juegos Olímpicos; ese día se sabrá que ese éxito se consiguió porque un hombre, Juan Antonio Samaranch, animó a Madrid”,subrayó el alcalde en una declaración ante los medios.

Modernizador de los Juegos

Samaranch se erigió, en sus 21 años al frente del COI, en el modernizador de los Juegos Olímpicos y en padre del movimiento olímpico español, que tuvo como colofón los Juegos de Barcelona en 1992. Hábil negociador, reorganizó la institución heredada del barón de Coubertain dando entrada a los países del bloque comunista, multiplicando el presupuesto de la institución y convirtiendo la gran cita deportiva en un gran espectáculo mediático mundial.

Hijo de una acomodada familia de Barcelona, se diplomó en Comercio en la escuela de negocios IESE. Hablaba inglés y francés, y tenía nociones de alemán y ruso. Antes de convertirse en uno de los presidentes del COI más longevos, empezó en la base del deporte, concretamente en la disciplina del hockey. Durante la postguerra española fue jugador de este deporte, que reportó los primeros éxitos mundiales a España. Después fue entrenador del RCD Español, seleccionador nacional y vicepresidente de la Federación Española y de la Internacional.

Los éxitos del hockey le llevaron con 34 años a ser nombrado concejal de Deportes del Ayuntamiento de Barcelona, cargo que se prolongó durante ocho años, hasta 1962, y desde el que organizó los II Juegos del Mediterráneo. Siendo concejal de Barcelona se convirtió en 1956 en miembro del Comité Olímpico Español (COE). Cuatro años después, fue jefe de misión de los Juegos Olímpicos de Tokio, y en 1966 fue elegido miembro del COI y delegado nacional de Educación Física y Deportes.

Su ascensión no tuvo límites y, en 1967, con 47 años, alcanzó la presidencia del COE, fue elegido procurador en Cortes por el tercio familiar y consejero nacional del Movimiento. En 1968 fue nombrado jefe de protocolo del COI y, dos años más tarde, entró en la Comisión Ejecutiva.

En 1973 alcanzó la presidencia de la Diputación de Barcelona y un año después accedió a la vicepresidencia del COI. Pero fue en 1977 cuando se produjo el hecho crucial en su particular carrera olímpica: ese año fue nombrado embajador español en la URSS, y tres años después, en 1980, se erigió en presidente del máximo organismo deportivo mundial.

Veintiún años en el COI

Durante su mandato a lo largo de 21 años, fue un indiscutible gran gestor del deporte y digno heredero del barón de Coubertain (el gran impulsor de los Juegos Olímpicos), con éxitos como la consolidación y modernización de los Juegos, que cuando tomó posesión del cargo en 1980, se debatían entre grandes problemas de unidad y de concepto.

Bajo su mando los países miembros pasaron de 141 a 200; doce mujeres entraron en el Comité, donde antes no había ninguna. En 1980 el presupuesto era de cinco millones de francos, por 40 cuando dejó el COI.

Al frente de la bandera olímpica, dio la vuelta al mundo, acabó con el boicot político -su gran reto en los primeros años de mandato-, fomentó la presencia de la mujer, vio cumplido el sueño de ofrecer a Barcelona unos Juegos –con su mítica frase “À la ville de Barcelona”– y superó en 1998 la crisis de corrupción por la elección de sede de los Juegos de Invierno de 2002 en Salt Lake City, que enturbió su labor.

Samaranch, portando la llama de Barcelona 92Barcelona ’92 significó que toda España se volcara con el deporte, y el resultado fue un enorme éxito tanto deportivo (con 23 medallas) como organizativo.

Desde el Gobierno se aplicaron las medidas necesarias para que la preparación de los deportistas españoles fuera óptima. De hecho, fueron catalogados por él mismo en la ceremonia de clausura como “los mejores de la historia” hasta entonces, y se recordarán como los de la cordialidad y de apertura al profesionalismo.

El ya longevo presidente del COI tuvo que vivir, en Atlanta’96, los Juegos más polémicos. En primer momento, porque impidieron a Atenas celebrar el centenario de los Juegos, y después, porque en la ciudad estadounidense nada funcionó, ni siquiera el sistema informático en un país con tecnología punta. Durante el evento una bomba causó dos victimas y llevó el miedo a toda la organización, que impuso muchísimas medidas de seguridad.

En sus últimos Juegos como presidente, Sidney’2000, la gran acogida del pueblo australiano propició el éxito. A pocos días del inicio de los Juegos, Samaranch recibió la noticia de la muerte de su mujer, María Teresa Salisachs Rowe, conocida como ‘Bibis’, con quien se había casado en 1955 y tuvo dos hijos. Durante dos días se ausentó, por primera vez, de unos Juegos que él presidía.

Dejó el cargo el 16 de julio de 2001, un día antes de cumplir los 81 años, en Moscú (Rusia), precisamente la ciudad que le había catapultado hasta los más alto del deporte mundial.

Su paso por La Caixa

Su carrera en el COI fue paralela en buena parte a su paso por La Caixa, a cuya presidencia accedió en 1987, tres años antes de fusionarse con Caixa de Barcelona, en uno de los primeros procesos de concentración de entidades financieras del país.

En 1999 fue relevado por Josep Vilarasau, director general hasta entonces y Samaranch atribuyó a su edad su marcha de la caja, siendo nombrado presidente de honor.

Disfrutó siempre de una buena posición, como hijo de un industrial textil que había empezado trabajando de niño en el Ateneu Obrer y cuya conciencia social le llevó a instalar guarderías, bibliotecas y pistas de deporte en sus fábricas.

En 1988, se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de los Deportes y en 1991 el Rey Juan Carlos I le concedió el título de Marqués de Samaranch. En sus últimos meses de vida, se le vio apoyando a otro de los grandes sueños del olimpismo español: la candidatura de Madrid de 2020, que finalmente fue superada por Brasil.

Este jueves, el deporte español despedirá a uno de sus personajes más influyentes a nivel internacional y uno de los catalanes más universales. El olimpismo está de luto.