Ellos nunca lo harían, pero nosotros sí. Especialmente en España. Las cifras de abandono de animales en nuestro país son tan elevadas que cada año surge el mismo debate: ¿por qué tratamos tan mal a nuestros animales de compañía? ¿Y por qué esto ocurre especialmente en verano?
Entre 2007 y 2015 se ha abandonado una cifra constante de mascotas. Cerca de 143.000 animales son desamparados anualmente, según un estudio publicado por la web Clasf España en la que han participado numerosas protectoras.
Tener una mascota es una responsabilidad enorme que muchos ciudadanos no comprenden o no terminan de asumir. En una sociedad en la que, cada vez, todo es más 'de usar y tirar', los animales han pasado a ser un capricho que nos concedemos o un regalo para los más pequeños de la casa. Una ilusión que, sobre todo en el caso de los perros, tiene los días contados. Aquel cachorro adorable que hacía las delicias de todos en Navidad se ha convertido, meses después, en un enorme perro que necesita tiempo, esfuerzo y un presupuesto notable de la economía familiar.
Es por ello que, con la llegada de las vacaciones y con la excusa de no poder llevarlo con el resto de la familia -cada vez son más frecuentes en España los alojamientos que permiten mascotas-, deciden abandonarlos o, en el mejor de los casos, llevarlos a protectoras de animales tan saturadas que se ven incapaces de dar salida a todas las mascotas que van llegando.
Según un estudio de la fundación Affinity, se abandona un animal cada 4 minutos en España, cerca de 140.000 animales (107.000 perros y 33.000 gatos). El 70% de ellos no está castrado y aproximadamente un 30% padece mal estado de salud. Las edades de abandono suelen rondar la edad adulta (el 75% de los perros tienen entre 2-6 años), un 10% son cachorros de camadas indeseadas y el 15% restante son animales considerados ya de edad avanzada. Un 50% de los animales abandonados no lleva el microchip obligatorio, lo que hace imposible que se identifique al propietario.
Las protectoras tratan de concienciar
Los voluntarios de estas asociaciones luchan durante todo el año por concienciar a la población de las responsabilidades que conlleva tener un animal, recordando que no es un capricho. Uno de los temas más complejos es hacer ver a la gente que es necesario esterilizar a la mascota para, además de evitar problemas de salud en un futuro, reducir el gran número de animales de compañía que nacen cada año. Muchos de ellos acabarán sufriendo el abandono y el maltrato en un país en el que la cultura del respeto a los animales no está asentada socialmente.
Frente a la gran mayoría de países europeos, donde las mascotas pueden entrar en comercios, subir en transporte público o acompañar a sus amos en restaurantes, en España las cosas van más despacio. Comunidades autónomas como Cataluña o País Vasco son mucho más avanzadas y permisivas en estas cuestiones que otras regiones españolas, y allí los animales gozan de más derechos, pero regiones como Madrid están haciendo notables avances. Hace unos meses, la Comunidad de Madrid anunció que en breve los perros podrán montar en el metro, siempre y cuando no sea en horas puntas.
En cuanto a las zonas costeras, cada vez son más numerosas las localidades con playas en las que los canes son bienvenidos. Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, y del enorme cariño que un animal aporta, las cifras son alarmantes. Somos el país de la Unión Europea en el que más animales se abandonan, y un 50% de ellos lleva el microchip.
Galgos, podencos y otros perros de raza, los más maltratados
Un capítulo especial merecen los galgos y demás perros de caza. Protectoras como Galgos112, SosGalgos o Galgo Leku recuerdan que cada año mueren unos 50.000 galgos y podencos, descartados por algunos cazadores cuando llega el final de la temporada. Son colgados de árboles, lanzados a pozos, abandonados en carreteras -causando numerosos accidentes de tráfico- y, los más afortunados, cedidos a protectoras o entregados en perreras para su sacrificio.
Un final cruel y no exento de polémica -el colectivo de cazadores insiste cada año en que esas cifras no son reales- para unos animales nobles, tranquilos y cariñosos que en los últimos años son una de las razas más adoptadas en ciudades como Madrid, San Sebastián, Zaragoza y Barcelona. "Son perros ideales para los pisos, porque, en contra de lo que se cree, son muy tranquilos y se adaptan muy bien a los espacios reducidos", cuentan las protectoras cuando se les pregunta sobre el carácter de los galgos.
Los animales exóticos tampoco están exentos de esta lacra. Los más recientes en llegar a este mundo del abandono son los hurones. Mascota muy extendida en países como Estados Unidos -donde es la tercera más popular tras perros y gatos-, en España se ha ido extendiendo su presencia como animal de compañía, pero son pocos los ciudadanos que se informan con profundidad sobre los cuidados que un hurón necesita. En primer lugar, se los vincula a los roedores, pero no tienen nada que ver con ellos, ya que son mustélidos, por lo tanto su dieta es esencialmente carnívora.
Muchos de ellos son abandonados en parques o en la naturaleza, donde tienen pocas probabilidades de sobrevivir al estar acostumbrados al contacto humano. Protectoras como SosHurones y HuronLife se dedican a rescatar, recuperar y poner en adopción responsable a esta especie, ofreciendo nuevas oportunidades a mascotas que ya no son queridas en sus hogares.
La concienciación, única solución posible
Decía Gandhi que la grandeza de una nación y su progreso moral se puede medir por la manera en que esta trata a sus animales. España ha avanzado mucho en derechos animales, pero aún queda un largo camino por recorrer. Solo uno de cada diez gatos o perros es adoptado por una familia, lo cual demuestra que la opción de comprar una mascota, bien a un criador especializado o en una tienda, es la más extendida.
Educar desde la infancia a las nuevas generaciones en el respeto a la vida y concienciar sobre la responsabilidad que implica adoptar un animal es una de las labores que tanto profesores como progenitores deben asumir para que las cifras se reduzcan y nos parezcamos a otros países europeos.